¡El tamaño sí que importa!

El tamaño de las máquinas es importante para el correcto flujo de Trabajo en la lavandería, pero esto está en función de la tipología de ropa a lavar y el tipo de cliente de la lavandería.

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Como referencia:

Las máquinas grandes, superiores a 45 kg, son para lotes de ropa grandes, donde toda la cantidad de ropa que entramos en la máquina puede ser lavada con el mismo programa. Normalmente, nos interesa cargar la máquina con ropa similar. Debemos tener en mente, ¿qué hacemos con la ropa cuando sale de la lavadora? Si es ropa de rizo, que va directamente a la secadora, deberemos tener una máquina de secar acorde de tamaño para que no tengamos que dividir el lote, ya sabemos que manejar ropa húmeda no es una tarea fácil. Si es ropa plana, descargaremos la máquina en el carro de forma que nos facilite la introducción en la calandra. En general, los lotes grandes son interesantes para la calandra, estas suelen ser máquinas de elevada producción, así aseguramos el flujo continuo sin tener que dejar la máquina en marcha sin producir por falta de prendas. Es fácil ver que conseguiremos lotes grandes con clientes grandes, que nos entregan gran cantidad de ropa a la lavandería.

Las máquinas pequeñas, inferiores a 45 kg, son muy útiles para lotes pequeños de ropa. Son así cuando tenemos muchos tipos de ropa distintos a procesar o cuando tenemos muchos clientes pequeños y no queremos mezclar las prendas. Un ejemplo clásico para la necesidad de máquinas pequeñas es cuando procesamos ropa para Wet Cleaning, donde los lotes son los típicos de una tintorería. Cuando hay lotes pequeños es porque normalmente somos más especialistas en el proceso, en general tendremos más programas en la máquina, para adaptar mejor a la tipología de prenda y como consecuencia también tendremos más tipología de productos químicos específicos para cada proceso. Los lotes pequeños suelen ser más aptos cuando el proceso siguiente es el planchado (manual o maniquí), sin acumular cantidad de ropa en espera para ser procesado.

Solo con estas reflexiones anteriores, podemos darnos cuenta de la importancia de “conocer” como “somos” como lavandería y nuestros objetivos. Esto define la maquinaria necesaria para la lavandería. Un error en esta definición nos puede comportar que tengamos una lavandería ineficiente, con unos costes superiores a los que deberían.

Una de las primeras preguntas que deberíamos hacernos cuando queremos abrir una lavandería es, ¿qué tipo de clientes tendremos? Esto se conoce de dos formas, cuáles son los clientes a los que queremos prestar servicio o quiénes son los posibles clientes dentro del radio de influencia de la lavandería. Vamos a poner un ejemplo para ver mejor lo que queremos decir con esto. Si yo ya tengo claro que los clientes que quiero son hoteles medianos de playa, estaré preparado para recoger toallas y sabanas similares con gran cantidad, será mucho mejor diseñar la lavandería con máquinas de gran capacidad, si, en cambio, mi lavandería está ubicada en la montaña, donde mis clientes son pequeños hoteles, refugios, casas de turismo rural, será mejor diseñar la lavandería con máquinas de pequeño formato.

En el caso de que tengamos la lavandería montada desde hace tiempo, es bueno realizar esta reflexión a menudo. Esto nos va a explicar muchas de las cosas que nos pasan dentro de la lavandería, ya que esto nos influye a todo (flujo, forma de trabajo, etc.). Estas reflexiones nos ayudarán a enfocar posibles crecimientos de futuro. También nos podemos dar cuenta de que no hemos acertado en la definición de lavandería que nos habíamos propuesto, pues a partir de esto es cuando podemos readaptar nuestra lavandería, sin este conocimiento no seremos capaces de abordar el tema con éxito.

 

Onnera Laundry Academy

 

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