Hay una tendencia clara dentro del mundo hotelero que es la aceptación de mascotas. La entrada de mascotas en la habitación y los espacios públicos del hotel conlleva una modificación de la forma de trabajar, una actualización y evolución en el trato de las estancias y de la ropa donde hemos tenido presencia de las mascotas. Al final, es una ocupación de espacio con sus necesidades peculiares y diferentes a las que estamos habituados, que tenemos que dar un trato diferenciado.

El comportamiento del animal es menos “predecible”, esto quiere decir que, aunque tengamos preparado unas zonas y un material específicamente para ellos, no quiere decir que sea así y puede afectar a toda las estancias del hotel, en particular a las habitaciones.

El hotel tiene sus políticas de aceptación de mascotas (dejamos o no dejamos, y si dejamos en todo el hotel o parcialmente), estas tienen que ir acompañadas con una política clara en el método de trabajo para estos espacios destinado a ellos, es decir, ¿Cómo se limpia una habitación donde se haya hospedado una Mascota? ¿Cómo se limpia la ropa de las habitaciones con mascotas? ¿Cómo procede la lavandería en el caso de que tengamos ropa sucia de una mascota?

Además, tenemos que considerar que las mascotas aportan cosas nuevas que no estamos acostumbrados, vamos a poner un ejemplo fácil de entender: pelo de perro o de gato, que van a las sábanas, toallas, moquetas, alfombras, … Los animales, a veces, se hacen las necesidades en un sitio no controlado, ya que ellos se sienten fuera de su espacio habitual. Tenemos que pensar que la orina de un animal es más denso y con más colorante que la nuestra, y es por eso que el procedimiento de lavado debería ser distinto.

¿Qué nos cambia?

Lo primero que nos viene en la cabeza, es que el personal que hace las habitaciones tendría que separar la lencería que ha estado en contacto con los animales, para que puedan ser tratados de forma específica. Esto quiere decir que los carros de habitaciones deben tener esta posibilidad de clasificación no contemplado hasta el momento. No pensemos solamente en la ropa pensada para los animales, sino que puede afectar a toda la lencería de la habitación.

Una vez tenemos clasificada esta ropa en contacto con animales, ¿Cómo procedemos? ¿Tenemos la lavandería preparada para trabajar con esta ropa? ¿Se va a tratar toda por igual? Si queremos llegar a la limpieza total de la lencería, y asegurar que realmente la hemos tratado de forma correcta, es posible que tuviéramos que realizar un proceso y programas de lavado distintos, que en muchos casos implica que tengamos que utilizar productos químicos más específicos.

La política de procedimiento para la limpieza de una habitación en la que haya habido mascotas, tiene que estar definida (aireación de la habitación, tiempo de espera, tiempo de dedicación, …)

En muchos casos tenemos que proveer de productos de limpieza para distintas posibilidades en todas las estancias del hotel para cuando tengamos algún tipo de incidente con alguna mascota.

¡Tenemos que conseguir que el hotel sigua siendo perfecto, aunque tengamos un nuevo huésped!

Liliana Domingo
Vocal ASEGO Cataluña